Esta entrada está dedicada a todas las personas que hemos pasado por el error y terror de Eta; a todas las Victimas del Terrorismo.
Ahora que Eta está acorralada, y a un mes de las elecciones generales, dónde Eta política va con el nombre de Amaiur, deciden dar un comunicado donde dicen que cesan su actividad, pero en ningún caso dicen que dejan las armas.
Ante la alegría que supondría esta noticia, yo por mi parte tengo una sensación agridulce. No me creo nada de lo que dicen, y siempre tendré la mosca detrás de la oreja. Pienso que si abandonan ahora "su lucha" no será sino a cambio de algo, que será acercar los presos a Euskadi y olvidarnos de lo pasado. Pero 52 años, no se borran asi como asi.
Nuevamente quieren ser los protagonistas, sentir que ellos tienen la voz cantante y el mango por la sarten y sólo lo conseguiran si le damos lo que quieren.
Que el dolor que hemos pasado todas las victimas del terrorismo no sea en vano. Que no se nos pisotee nuestra dignidad por dársela a unos seres despreciables, que ahora quieren lavar su imagen.
Para mi, con comunicado o sin comunicado seguiran siendo los mismos hijos de putas que un día me hecharon de mi tierra, que una vez me rompieron la vida, y eso, por mucho que pasen los años NADA lo puede cambiar.
Dejo un escrito que tiene Yolanda Barcia, Presidenta del Gobierno de Navarra, en su blog, y lo titula "Las cosas por su nombre", en él, expresa muy bien todo mis sentimientos y opinión general.
La lucha contra el terrorismo etarra ha entrado en su fase más complicada. Si, como todo indica, el final de ETA está más cercano gracias a la fortaleza y a la firmeza del Estado de Derecho, asunto que conviene siempre recordar, no podemos permitir que en el último minuto se desvirtúe todo el dolor y sufrimiento de las víctimas.Los demócratas tenemos un deber con la historia, con España, con Navarra, una obligación moral con la memoria de los 829 ciudadanos asesinados. No podemos permitirnos entrar en el despropósito del juego de eufemismos para que ETA tenga un final honroso, equilibrando la balanza de la justicia, aquella que siempre debe señalar que el peso de la culpa y el horror recae en los terroristas, esto es, los vencidos. El único final honroso es su disolución, la entrega de armas, el perdón a las víctimas y el cumplimiento de las penas. Jalear, escenificar, teatralizar con una rimbombante conferencia internacional una posible tabla de salvación para ETA no es la solución. El protagonismo del final de ETA debe de recaer sobre las víctimas del terrorismo, no sobre los verdugos. Ellos han sido los verdaderos héroes de esta derrota.Porque si se llega al final de ETA, que todo está por ver, será porque ha vencido la justicia, la dignidad y la fortaleza de España, que no ha cedido ante el chantaje ni la sangre, lo único que saben hacer los terroristas. Ha sido la fuerza del Estado del Derecho y la eficacia de los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado quienes han logrado que este fin sea más cercano.Por eso, hoy más que nunca, es necesario llamar a las cosas por su nombre:1. No estamos ante un “conflicto” o ante una “confrontación armada” entre dos bandos. Estamos ante 50 años de terrorismo y de genocidio ideológico por parte de ETA.2. Las víctimas tienen nombre y apellidos, son los 829 asesinados por ETA y sus familiares, esas son las únicas víctimas frente al “todas las víctimas” que tratan de imponernos, con la intención de equiparar a víctimas con verdugos.3. Farsa, no “conferencia”4. A estas alturas no nos conformamos con el “cese de las acciones armadas”, lo único que nos vale es el anuncio de la disolución incondicional de ETA.No podemos legitimar tanto dolor, no podemos ceder un milímetro. Porque la memoria de las víctimas y las generaciones venideras así nos lo exigen.
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