Empecé a trabajar el lunes. Todos los días, después de comer, me dirijo a mi trabajo y a 10 metros del edificio, bajo un techo, veo a un hombre que ha instalado allí su vivienda. Duerme bajo cartones, lee algún libro o revista vieja y se lleva a la boca algo de comer.
Antes, cuando veía esto miraba para otro lado, como la mayoría, que a lo sumo dábamos algo de chatarra para liberar nuestra conciencia de consumistas, pero hoy en día, se me caen los pies al suelo, pensando que en cualquier momento me puedo encontrar en la situación de este hombre; tirada en la calle.
Con 34 años, harta de trabajar con contrato desde los 18 y sin él desde antes, luchando por lo que quiero y creo, dándome chocazos con la pared por buscar un futuro mejor, y tener uno de mis sueños cumplidos, me meto en una hipoteca, tirándome a la piscina sin flotador, trabajando de todo lo que sale (siempre que no me denigre), y veo que en cualquier momento por culpa de la famosa "crisis" que me ha perjudicado laboralmente (como a la mayoría), me puedo quedar sin el piso por el que tanto he peleado.
A los bancos les da igual tu situación; cuando debes 3 letras, te embargan. Y claro, si se puede hay que depender de los padres, que ya tienen suficiente con lo suyo.
Cuando veo a este hombre, la verdad que se me cae el alma al suelo.