Hay días, que me encuentro insatisfecha conmigo misma. Y no hablo del físico, sino de algo más profundo, como es el rumbo de mi vida.
De vocación farmaceútica, y por circunstancias de la vida, no he podido estudiar.
Otra profesión que hubiera estado dispuesta a realizar, la de Policía Nacional, para volver a estar en el País Vasco, luchando por la libertad de las personas; contra el terrorismo y sus seguidores.
Pero no he sido nada de esto, aunque dicen, que para los estudios no hay tiempo, y si Dios quiere algún día me licenciaré en farmacia, aunque sea por hobbie.
Por otro lado, tampoco tengo una familia, como muchas de mis amigas, pero es que tampoco estaba, ni estoy dispuesta a compartir mi vida con alguien que no me llene en varios aspectos, y que cumpla dos objetivos indispensables: que me quiera y que me respete (y viceversa, por supuesto).
Pero de pronto, me pregunto. ¿Insatisfecha, por qué? ¿Has visto todo lo que tienes y por ti sola? Y si me pongo objetiva, es que es de admirar, y para no hundirme...
Es verdad que no trabajo en mi vocación, pero suelo trabajar en sitios donde me gusta, y al no ser estable, tampoco caigo en la monotonía.
Sóla, he conseguido un piso, un coche...y se podría decir que soy un partidazo!!!
En temas de amores, la cosa es muy ambigúa, y aunque estoy con alguien, también tengo mi libertad y espacio, cosa que es de agradecer. Luego, el tiempo dirá si será mi naranja complementaria, o otra naranja más del zumo.
Y luego cuento, con unos cuantos de amigos de verdad, muchos conocidos, y compañeros de trabajo, con los que me puedo ir de copitas.
Si me pongo a pensar, me podría dar por satisfecha por tener todo lo que tengo, porque me lo he currado, en vez de pensar en cosas que te hacen caer sólo por tradición popular.
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