Curro es un perro alano que tiene una orden de un Juzgado de Huelva para ser sacrificado.
Su delito: defender a su familia humana y la vivienda de estos de un ladrón (con más de 78 denuncias por robo y agresión) que iba armado con una vara de hierro y una navaja.
Su arma: su boca, y no precisamente hablando. Curro le arrancó tres dedos al ladrón, y además le mordió en la pierna y en el brazo.
Y ahora el que debe de pagar los platos rotos de que un "impresentable" entre en una propiedad privada a llevarse lo ajeno es el perro. ¿Ha pensado ese juez en lo que hubiese podido pasar si no hubiera estado y actuado Curro? ¿Ha pensado que en vez de estar hablando y solicitando el indulto de un perro que ha defendido a los suyos con la lealtad característica de un perro ahora mismo podriamos estar hablando de un robo con víctimas, ya sean heridos o muertos?
¿Por qué no se castiga a ese ladrón que ya está en la calle de rositas para volver a hacer alguna de las suyas, además de querer sacar "tajada" de todo esto pidiendo una indemnización por daños y perjuicios?
Sé que los dueños, por lealtad, agradecimiento y amor a Curro han tenido que separarse de él, para esconderlo y así protegerlo de unas leyes tan injustas...
Y es que toda aquella persona que conoce a Curro dice que es un animal noble, aunque sea de una raza de presa con cuerpo curpulento y que por consiguiente impone.
Quizá los dueños tomando esta decisión se están metiendo en un lio, pero yo los felicito por ello. Por querer a su perro, por defenderlo de un sacrificio injusto, por tener "dos bemoles".
Espero que pronto llegue el indulto para Curro y así pueda volver con su famia humana, porque sólo los que tenemos o hemos tenido perro (y los queremos) sabemos que ellos son uno más de la famia y duele el estar separados.
Mientras tanto, yo apoyo una iniciativa que hay en Facebook
#CurroEstaEnMiCasa 😉
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