2018 ha sido un año de altibajos, un año que ha pasado como si me hubiese montado en una noria: algunas veces tocando el cielo, otras la tierra y otras sin penas pero tampoco sin glorias.
Este año empecé con una afonía que llevaba conmigo 2 meses y me tuvo que enseñar a "hablar" una logopeda.
A mis crónicos dolores de espalda les dieron una tregua con 5 sesiones de acupuntura, y aunque me aterran las agujas y ese día lo pasaba fatal, me vino muy bien.
En este 2018 vi como personas que yo creía amigos no lo eran y como petsonas que conozco de poco tiempo se vuelven grandes amistades, ya que entienden la amistad como la entiendo yo.
Descubrí que irme de vacaciones sola era un momento precioso para disfrutar de una ciudad que me encanta, Madrid, para conocerme mejor y poner en claro mis sentimientos.
2018 me regaló estar en una nube cuando bailaba bachata, sentirme libre volviendo a subir en moto, sentirme "grande" cuando una persona ajena a mi circulo cercano me dice en persona que escribo bien. Sentirme querida y valorafa cuando el Presidente de una asociación me pide mi opinión.
Otras veces me he sentido mal, como cuando me cambiaron de departamento en el trsbajo y no coincidir con ninguna de mis compañeros, con lo cual paso prácticamente 35 horas a la aemana sola.
Se ne rompió el corazón al leer que uno de mis grandes amores, con el que seguia manteniendo contacto, había fallecido.
Me alegré de por fin, tener un contrato indefinido, ya que llevo trabajando toda la vida.
Me alegró volver a ver a viejas amistades y compartir algunos momentos con ellos.
Este año he viajado un poco menos que en 2017, y la playa la he piaado poco, pero como siempre he disfrutado del momento y del sitio.
Este 2018 se acaba, y tengo muchos proyectos en mi cabeza, asi que espero que mi vida de un giro en el sentido de las agujas del reloj y pueda llevarlos a cabo con constancia y tesón.
Feliz 2019!
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