Es increible como un acontecimiento se entrelaza con otro y así surge la vida, y si X hecho no hubiese ocurrido los acontecimientos no serían los mismos sino otros bien distintos. Esta reflexión viene a lo que os voy a contar a continuación.
Hace 3 años asistí a un acto donde conocí a personas muy importantes de la provincia de Sevilla, y desde ahí cogí amistad con el que organizó el acto. Al año siguiente organicé yo un acto que se celebra anualmente e invité a muchísimas personas, entre ellas estas de la provincia de Sevilla y sólo asistió una de ellas.
La primera vez que le vi, me había fijado en él, pero no cruzamos muchas palabras, la segunda nos sacamos una foto juntos y ambos la tenemos.
Un año más tarde, esta persona volvió a asitir al acto que celebré en Sevilla. Nos volvimos a sacar fotos y las volvimos a compartir. Esta vez también me pidió mi Facebook y a raiz de ahí compartimos varios me gustas, y varios comentarios, siempre cordiales.
A partir de ahí, me apetecía tener algo más de contacto con esta persona, pero quizá por la distancia, por ser quien era, o por el que pensara de mi, nunca me atreví a decirle de tomar café, de invitarle a la Feria de Sevilla...
Este fin de semana recibí un whatsApp de un número desconocido, me saludaba directamente, me contaba como han sido sus últimos meses y cómo van a ser los próximos, que se nos echaba de menos y que pronto me llamaría. También me decía su nombre, y casualmente sólo conozco dos personas que se llaman así, y él era uno de ellos.
Cuando le dije que me diera más pista confirmé que era él.
Varios sentimientos y pensamientos se me han venido a la cabeza, y es que a veces hay que coger la vida o al toro por los cuernos y lanzarse. He quedado que le voy a llamar, quiero hablar con él, poder tomarme un café y que sepa que aunque nos conocemos de poco siempre me ha demostrado que es un tio magnifico, y por ello puede contar con mi amistad. Y ojalá dure muchos años!