El 25 de mayo, es una fecha emotiva para mi, pues fue cuando mis padres me bautizaron, justo una semana después de mi cumpleaños, en la Iglesia de San Antón de Bilbao, y nueve años después, lamentablemente, murió mi abuelo paterno por el cual yo tenía devoción, y sé que él conmigo también.
Curioso, que muriese ese mismo día, un 25 de mayo, años después, y curioso también, que mi padre se librara de la muerte a manos de unos asesinos etarras un 25, aunque esta vez de septiembre.
Y es que por mucho que pasen los años, y nuestros seres queridos no residan con nosotros en cuerpo, su alma se queda y ellos nos protegen desde donde están.
Han pasado 31 años, y para mi, a mi abuelo le llevo en el corazón, de hecho, creo que pronto, se sentirá muy orgulloso de mi, esté donde esté, y mi acto, en parte irá dedicado a él.
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