A veces, sin darnos cuenta, estamos atados a algunas personas. Tenemos unas cadenas que no se ven, y no ves la realidad, simplemente piensas que estás pasando el tiempo con esa persona por tu bien, porque te aporta algo.
Pero un día, decides levantar el vuelo, y el primer día cuesta mucho hasta de imaginarlo, el segundo día un poco menos, el tercero...asi sucesivamente, hasta que por fin vuelas. Te has quitado esa cadena y recuperas tu libertad.
Y me encanta volver a volar. Soy libre, y ahora lo estoy disfrutando como cuando tenía 30.
Espero que esta sensación no me desaparezca nunca.
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