Este fin de semana he estado rodeada de 140 personas, que han tenido el coraje de seguir viviendo, de no dejarse ahogar por la pena. Han tenido el coraje de asociarse y luchar por sus derechos, por su libertad, por su vida, y también por la de muchos de sus hijos.
Este fin de semana he estado en unas jornadas de victimas del terrorismo, no sólo de Eta, sino del 11-M, Terrayure, Grapo...no importa el ejecutor, sino su intención de matarnos, hundirnos, desprestiguiarnos...y a veces lo han conseguido, pero gracias a Dios la cosa está cambiando.
Lo que más me ha impactado, de estas jornadas, han sido dos viudas, jóvenes, (como la mayoría cuando han sufrido el atentado), que tienen que tirar para delante de su familia, con hijos pequeños, y ante un ataque hacia la persona tan brutal y tan cobarde como es poniendo bombas o con un tiro por la espalda. Esto lo sientes cuando lo ves en la tele, pero cuando lo ves en persona, se te ponen los pelos de punta.
Yo pude ser una de esas niñas huérfanas por culpa de Eta, por suerte, no fue asi, pero me hicieron mucho daño, y como dijo uno de los asistentes a estas jornadas, "Yo, ni olvido, ni perdono"