Creo que soy de las pocas personas que no he visto este domingo la entrevista que le ha hecho Jordi Évole por segunda vez en su vida a Otegui:
Sé que es importante conocer al enemigo para vencerle, pero sinceramente, ni me apetecía sufrir innecesariamente, ni quería ser una persona que engrosara la audiencia a la entrevista a un ordenante de asesinatos.
Quizá Otegui no haya pegado el tiro en la nuca o haya puesto una bomba en los bajos de un coche, pero por el simple hecho de ejecutar la orden de asesinar para mi es un asesino. Es un ser ruin perteneciente a la Eta política que es tan peligrosa como la Eta militar, pues ellos son los que ordenaban y gracias a sus ideas radicales miles de personas tienen la vida rota.
Lo poco que he visto de la entrevista en otros programas me ha revuelto las entrañas, me han brotado lágrimas de los ojos de impotencia, y es que no entiendo por mucho tacto con la que se haga esta entrevista cómo se le da voz a los asesinos y dejan que digan las barbaridades que piensan, sienten y si pudieran volverían a hacer y con esta libertad de expresión que se da a estos personajes nos hunden en el dolor un poco más a las víctimas del terrorismo.
En este país parece que todo vale por tener audiencia, y como ejemplo tenemos la entrevista remunerada a los padres del Cuco (implicado en el asesinato y desaparición de Marta del Castillo), la entrevista que hizo Mercedes Milá al etarra Josean Fernández ¿Os imagináis esto en Estados Unidos? Yo no.