Es increible la paciencia que se ha de tener con algunos clientes cuando se trabaja de cara al público.
Ayer, vino un señor con su yerno a comprar una placa de cocina, y como sé cómo va el tema, lo primero que hice fue preguntarle por la marca que tenía, pues hay una marca en cuestión que tiene medidas exclusivas, y el señor me dijo que tenía esta marca y que él se llevaba "la que le diera la gana". Después de mis explicaciones profesionales seguía en sus " r que r", asi que le dije que sí, que yo le vendía lo que él quisiera pero bajo su responsabilidad y que yo en observaciones le iba a poner que estaba informado de todo, pues si viene a descambiarla (cosa que si o si, haría porque no le vale otra) yo no iba a cargar con las quejas de "ella no me dijo nada".
Empecé a enseñarle marcas, y cuando llegamos a la española, empezó a desvariar y reirse de la desgracia de tantos y tantos trabajadores que van a la calle, y además, que no quería nada con vascos ni catalanes. Estuve a punto de decirle, "Sr. espere que le va a atender otro compañero", pero como soy una profesional me la tragué.
Después venga a hablar de política, y sacarme de mis casillas, pero tres cuartos de lo mismo, yo callada, hasta que reventé y le dije que yo iba allí a vender electrodomésticos y no ha hablar de política, pero que si quería me esperara a las 10 cuando saliera de trabajar y hablabamos todo lo que tuvieramos que hablar.
Ya por último, después de mucho tirarse el moco de que él tenía marcas de alto prestigio y pedirme presupuesto, etc...llegó a la conclusión de que se iba a tener que llevar la que yo decía pero que tenía que dar el visto bueno su señora.
Conclusión: Me tocó bien las narices, aguanté el tipo, y el señor no se llevó nada, asi que me tocará otro día aguantarle o bien, estaba aburrido en casa y no tenía otra cosa que hacer que ir un sábado por la tarde a un centro comercial a dárselas de que él sabe más que los profesionales que trabajamos alli.
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