Después de tres meses a piñón, trabajando 10 horas diarias, y saliendo de casa a las 9,30 de la mañana y regresando como pronto a las 12 de la noche, hoy he podido disfrutar de una tarde explendida en mi casa.
Lo primero que hice fue dormirme una siesta, pues arrastro un sueño casi irrecuperable. Luego, ver un programa de televisión, sacar a mi perro, y ponerme un rato en internet, antes de hacerme la cena y la comida para mañana, y preparar la maleta del jueves.
Cómo se disfruta de esas pequeñas cosas insignificantes, cuando hace tiempo que no las disfrutas!!!
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