No voy a hablar de cómo era mi marido, ni de cómo me sentí y me siento desde que lo asesinaron. Simplemente decir que pena que existan cobardes de esa envergadura, fanáticos de pacotilla que no sirven ni para ser camicaces o inmolarse.
En cualquier guerra, lo primero que se respeta o se intenta respetar es a la población civil y sobretodo a los niños, pero en una guerra, los dos bandos tienen ocasión de matar y de defenderse. En este caso, se valen de una Democracia para imponer su dictadura, sin dar el más mínimo atisbo de oportunidad para que su “objetivo” se defienda.
Gente indefensa, mujeres y niños que no han hecho más daño que ser los hijos o las esposas de alguien que trabaja para defender a los demás o para defender sus ideales mediante el diálogo y la palabra.
Parece mentira que sean apoyados por quienes tienen tanto dinero que lo ambicionan todo y pueden permitirse el lujo de contratar a gente de fuera o de dentro para hacer el trabajo sucio y además de eso ocupen algunos estamentos.
Intentan vernos hundidos y desmoralizados y enterrarnos en vida, pero tenemos que ser inteligentes y olvidar nuestros miedos y utilizar la tierra que nos echan encima para aprender y salir a flote.
Después de cada uno se sus asesinatos se produce una cadena de dolor que nos alcanza a todos y me hace gracia que algunos de “esos” hayan llegado a quejarse de tortura psicológica.
Que nombre tendríamos que emplear entonces para expresar lo que sufrimos las viudas, los hijos huérfanos, los padres, los hermanos, los amigos o los supervivientes; esa persona que por citar dos ejemplos, ha estado enterrada durante varias horas bajo los escombros sin saber si saldría o no con vida, esos gritos y la imagen del terror grabada en sus mentes para siempre o ese niño de 6 años que no puede dormir por la noche por miedo a no volver a despertarse.
Te quedas vacío, sin casa, sin hogar y sin ilusión., ¿que calificativo tendríamos que utilizar para definir esta atrocidad? No existen palabras en el diccionario para expresar este sentimiento.
Pero somos nosotros los que tenemos que seguir luchando, luchar para que esta barbarie acabe, luchar para hacernos fuertes, luchar para que nuestros hijos salgan a flote y en definitiva luchar por nosotros mismos para poder seguir adelante y sobrevivir dignamente como ellos ( los que ya no están pero viven en nuestro corazón ), hubieran querido.
Hay que ser más fuertes que esos asesinos y dejar el miedo a un lado, porque si no, nunca seremos completamente libres.
Muchas gracias de todo corazón.
Esta carta, la ha escrito una viuda por culpa de Eta, a la que aprecio un montón, por dar la cara en todo momento, por expresar lo que siente, por no dejarse vencer por el miedo y las amenazas, de quienes le han matado al marido, simplemente por cumplir su trabajo.
Me siento muy identificada con ella en todos los sentidos, porque aparte, la veo una chica jóven, que debería estar disfrutando de su familia, de su vida, de su juventud...y ahora le toca hacer de padre y madre a la vez, porque unos indeseables asi lo han querido.
Espero que esta mujer, tan grande de espiritu siga su camino hasta ahora y la pueda ver en todas las convenciones que hagamos.
Un saludo, amiga.
Esta mujer quiere permanecer en lo posible en el anonimato porque ya ha sido amenazada.
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