Desde el día 1 de Junio no soy la Delegada en Sevilla de la AVT.
La decisión la ha tomado la Junta Directiva, quedando a la provincia de Sevilla sin nadie que la represente y dejando a medias algunos de los proyectos que yo inicié.
La verdad es que me ha dado pena, y no por el cargo, sino porque hay asociados que confían en mi, se han sentido queridos, valorados y sobre todo me he preocupado por ellos y por sus necesidades. Pero, aunque ya no tenga ese cargo, saben que pueden contar conmigo, pues son parte de "mi familia del dolor".
Aunque algunos compañeros que han ostentado el mismo cargo que yo decían que las autoridades me apreciaban por el simple hecho de ser mujer, he de decir, que además de que te traten con respeto el cariño hay que ganárselo y yo me lo he ganado, porque nunca me he metido en su trabajo o forma de trabajar, y sólo les he trasmitido lo que en ese momento quería que es respeto, admiración y mucha humildad, pues aunque se tenga un "cargüillo" es importante saber quien eres y de dónde vienes.
No voy a hablar de la AVT, pues ellos mismos lo hacen con sus actos. Sólo les quiero dar las gracias por haber formado parte del equipo y permitirme conocer gente maravillosa de todos los ámbitos, y sobre todo a las victimas del terrorismo de Sevilla, que hoy por hoy son grandes amigos.