Este escrito lo saco del blog de Patxi López, Lehendakari por el momento, del Pais Vasco y que los que me leeís sabeís que es una persona que admiro.
En este escrito, demuestra una vez más su sensibilidad y comprensión hacía las Victimas del Terrorismo. Hace una valoración objetiva de la situación que se ha vivido tanto en Euskadi, como fuera, por la lacra del terrorismo. Y esperemos, que esto no se vuelva a repetir, pues ya están en algunos Ayuntamientos la Eta política mandando, y como prueba ya vuelven a quitar la bandera de España.
Os dejo este escrito, espero os guste.
Este domingo se cumplen dos años del asesinato de Eduardo Puelles y 24 del atentado en Hipercor. Dos atentados, entre los más de 800, que sacudieron de forma especial a las sociedades vasca y española. Dos atentados, entre los más de 800, que removieron nuestras conciencias, al hacer evidente, de forma aún más cruda y descarnada si cabe, la incoherencia y la crueldad del proyecto etarra. Dos atentados, entre los más de 800, que ayudaron a levantar a una ciudadanía, muchas veces insensible ante tanto horror, y a proferir el necesario grito de condena a ETA que ha traído a la banda a su actual estado de debilidad.
Porque si hoy ETA está a las puertas de su final, si hoy los terroristas son conscientes de que nunca conseguirán nada por medio de las armas, ha sido por la firmeza de lo demócratas, por la contundencia de la lucha antiterrorista, por la voz constante de las víctimas y por la reacción de una sociedad que se despertó de su letargo para decirle alto y claro a los terroristas que no iba a seguir aceptando su chantaje.
Todo ello nos ha acercado mucho al capítulo final de ésta macabra historia. Con la desaparición de ETA se debe abrir un nuevo tiempo en la sociedad vasca. El tiempo de la unidad social y la tolerancia. El tiempo de la democracia y el respeto al pluralismo político. Pero para ello no podemos permitir cierres en falso. No podemos cerrar el libro sin leer la última página.
Y nos va a costar aún esfuerzos. Las heridas creadas por el totalitarismo terrorista no se van a cicatrizar de un día para otro. Tenemos que construir una sociedad plenamente libre y plural depurando los restos de intolerancia política que aún perviven entre nosotros.
Tres son los ejes sobre los que construir nuestro futuro: verdad, justicia y democracia.
• Verdad, para no olvidar lo ocurrido. Para que la memoria sea un muro de contención que evite el retorno de los violentos,
• Justicia, para reparar el daño causado.
• Y Democracia, sobre la que construir una convivencia en libertad. Sustentada sobre la diversidad de identidades y el respeto al que opina diferente.
Verdad, justicia y democracia. Y por ese orden: porque sin verdad, será imposible impartir justicia. Porque sin justicia, jamás llegará la democracia.
Y las víctimas del terrorismo deben jugar un papel importante en esta tarea, porque son memoria del drama vivido. Pilar sobre el que levantar nuestra convivencia futura. Porque su testimonio es el recuerdo de lo que no debe volver a ocurrir nunca jamás en este país.
Ha sido enorme el daño causado en estos años. Y por eso es necesario realizar una revisión veraz y sin circunloquios de lo ocurrido. Señalar el lugar donde se cometieron los crímenes. Llamar asesino al asesino. No adjetivar la muerte, ni contextualizar el crimen.
Durante años hemos oído hablar de “expresiones del conflicto”, de “refugiados políticos”, de “todo tipo de violencias”, de “víctimas de los dos lados”, circunloquios con los que pretendía ocultar la verdad de los asesinatos, minimizar el daño causado, abrir rendijas por las que dejar entrar la justificación de la estrategia totalitaria.
Debemos escribir éste relato desde la verdad, porque sino nunca acabaremos del todo con esta gran mentira sobre la que se construyeron un millar de muertes.
La convivencia futura partirá de la integración a todos, sin duda. Pero no podrá construirse si borramos medio siglo de dolor, sin una mínima autocrítica por parte de quienes han ejercido la violencia y de quienes la han acompañado en ese camino.