sábado, 1 de febrero de 2014

CONVENIENCIAS FINGIDAS


En las malas, es cuando te das cuenta de las amistades que uno tiene o creía tener.
Llevo 4 semanas de baja, 10 días en casa de mis padres porque no podía apenas moverme, y cuando he tenido un mínimo de poder de ser normal, he vuelto a mi casa con muchas limitaciones.
Tengo dos vecinas, amigas, que todos los días me han llamado, que vienen a verme, he incluso me han ayudado a limpiar mi casa, tender la ropa e ir a por la compra.
Otras amistades, compañeras/os de trabajo con las que he compartido horas de mi vida, igual, un wasap, una llamada de teléfono para ver como estoy.
Alguna amiga se ha pasado por mi casa, simplemente por verme, otras aprovechando que venían a verme a pedirme información, otras wasap....
Pero lo que me duele de verdad, es que gente que lo ha pasado muy mal (muerte de un familiar, un aborto suyo, rupturas xs veces con su pareja) y donde yo he estado en todo momento, no se hayan dignado a coger el teléfono para preguntar cómo estoy, no haya tecleado unas cuantas palabras para saber cómo está esa persona que tantas veces ha sido un pañuelo con ella.
Pues desde aquí digo, que lo que se siembra se recoge. Y eso no es de ser orgullosa, sino de no ser gilipollas.

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