Desde siempre somos números. Somos un número de ciudadano (nuestro DNI), somos un número de trabajador (tarjeta de la Seguridad Social), somos un número más de persona desempleada (las cifras del Inem) o trabajador activo.
También, y esto lo tengo claro desde que empecé mi andadura laboral, es que somos un número en el trabajo. Da igual cómo trabajes, da igual lo que hagas, que si no hay sitio para uno más, tú vas a la calle como otro hijo de vecino. Y ahora que he conseguido un trabajo "estable" porque en su día llegué al mínimo de los números que me pedían, peligra mi trabajo y el de mis compañeros por no llegar a los malditos números.
Y sí, entiendo al empresario, pues quizá yo hicera lo mismo, pues me han educado asi, que si no se logra los números, pues el equipo no es rentable, pero si hasta ahora si lo ha sido, habría que ver los motivos, y no dejar toda la responsabilidad a los vendedores. Por qué, no nos equivoquemos, un comercial, cuando vende, no lo hace por la marca, no. Lo hace por su satisfación personal, lo hace por su afan de superación, y también lo hace por un beneficio económico que se va a llevar si llega a dichos números.
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